“… pensamos que la organización más bella y perfecta está destinada a morir si sus componentes, tan doctos como se quiera en teoría, permanecen inertes. La bondad de la organización consiste precisamente en esto: en que, en igualdad de condiciones, es decir, dado un cierto número de personas convencidas y decididas a la acción, es mejor que éstas estén organizadas que desorganizadas. En tanto, es natural que valga más un individuo aislado que obre, que mil personas ineptas e inertes organizadas”.
Luigi Fabbri
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