viernes, 8 de enero de 2010


En realidad, en Rusia se trata de la dictadura de un partido, o mejor, de los jefes de un partido; es una verdadera dictadura, con sus decretos, sus sanciones penales, sus agentes ejecutivos y especialmente con sus fuerzas armadas que hoy sirven para defender a la Revolución contra sus enemigos externos, pero que mañana servirán para imponer a los trabajadores la voluntad de los dictadores, para frenar la Revolución, consolidar los nuevos intereses que se están constituyendo y para defender contra las masas a una nueva clase privilegiada. Lenin, Trotsky y sus compañeros son, en verdad, revolucionarios sinceros, tal como definen la Revolución, y no traicionarán; pero están preparando cuadros de gobierno que servirá a los que vendrán después para extraer beneficios de la Revolución y aniquilarla.

E. Malatesta

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