miércoles, 9 de mayo de 2018


Pero la misión de aquellos que, como nosotros, buscan la abolición de todas las opresiones y de la explotación del hombre por el hombre, consiste en despertar la conciencia del antagonismo entre dominantes y dominados, entre explotadores y explotados, así como en fomentar la lucha de clases en todos los países y la solidaridad entre todos los trabajadores allende cualquier frontera, contra todos los prejuicios y todas las pasiones raciales y nacionales.
Errico Malatesta

lunes, 5 de febrero de 2018




 
Sin equidad, no hay justicia.

No hay declaración de derechos humanos que pueda tener valor para el individuo sino en la expresa sanción social que reconozca en cada hombre la facultad de disponer de todo cuanto existe para su utilidad, en razón de sus necesidades, sin otro límite que la posibilidad colectiva. La solución del problema, de las relaciones entre el individuo y el agregado de individuos que se llama sociedad, debe producirse al mismo tiempo en el campo económico y en el político.

Siendo la base moral y jurídica de la economía individualista, hoy dominante, un principio diametralmente opuesto al que impera en las leyes biológicas de los agregados animales superiores, como la especie humana, la revolución que hoy se presenta fatal en la historia no puede ser otra que una resurrección profunda de estos fundamentos morales de la sociedad moderna, que después de un siglo de desenfrenada competencia del individuo en la lucha vital, ha agotado ya toda la parábola ascendente y descendente de sus fuerzas, para dar vida a nuevas formas de convivencia en las cuales el hombre en lugar de conquistar el bienestar luchando contra sus propios semejantes, procura asegurarse la felicidad con su concurso y en la estable garantía del bienestar reivindicado para todos.
Pietro Gori

miércoles, 10 de enero de 2018


Dicho más brevemente, ni las fuerzas abrumadoras del estado centralizado, ni las doctrinas de mutuo odio y de lucha despiadada que provienen, ordenadas con los atributos de la ciencia, de los filósofos y sociólogos obsequiosos, pudieron desarraigar los sentimientos de solidaridad humana, de reciprocidad, profundamente enraizados en la conciecia y el corazón humanos, puesto que este sentimiento fue criado por todo nuestro desarrollo precedente. Aquello que ha sido resultado de la evolución, comenzando desde sus más primitivos estadios, no puede ser destruido por una de las fases transitorias de esa misma evolución. Y la necesidad de ayuda y apoyo mutuos que se ha ocultado quizá en el círculo estrecho de la familia, entre los vecinos de las calles y callejuelas pobres, en la aldea o en las uniones secretas de obreros, renace de nuevo, hasta en nuestra sociedad moderna y proclama su derecho, el derecho de ser, como siempre lo ha sido, el principal impulsor en el camino del progreso máximo.
Piort Kropotkin

martes, 26 de diciembre de 2017


El que fascismo y comunismo hayan podido ser considerados como opuestos, se explica principalmente por la conducta desdichada de los llamados estados democráticos, que en su lucha defensiva contra la ola del fascismo se apropiaron cada vez más de sus metodos y son arrastrados inevitablemente por la corriente de las tendencias fascistas. Se repite aquí, en más amplia escala, la situación que hizo posible la victoria de Hitler en Alemania. En sus esfuerzos para oponerse al mal mayor por uno menor, los partidos republicanos de Alemania restringieron los derechos y privilegios constitucionales y al final dejaron muy poco en pie del llamado Estado constitucional. En realidad, el gobierno de Brüning, que tuvo todo el apoyo del partido socialdemócrata, gobernó enteramente por decreto y eliminó las corporaciones legislativas. Así se desvaneció gradualmente el antagonismo entre dmocracia y fascismo, hasta que luego apareción Hitler como el alegre heredero de la República alemana.
Rudolf Rocker

jueves, 25 de mayo de 2017




El anarquista sabe que el individuo no puede vivir fuera de la sociedad, que incluso no existe, en cuanto individuo humano, de no ser porque lleva en sí los resultados de incontables generaciones pasadas y se aprovecha durante toda la vida de la colaboración de sus contemporáneos.

Sabe que la actitud de cada uno influye, directa o indirectamente, sobre la vida de todos reconoce, por lo tanto, la gran ley de la solidaridad que predomina en la sociedad como en la naturaleza. Y, como desea la libertad de todos, tiene que desear que la acción de esta necesaria solidaridad, en lugar de ser impuesta y sufrida inconsciente e involuntariamente, en lugar de ser desatendida y ser explotada con ventaja para unos en detrimento de otros, pase a ser consciente y voluntaria y se realice, por lo tanto, en igual beneficio de todos.

O ser oprimido, o ser opresor, o cooperar voluntariamente para el mayor bien de todos. No hay otra alternativa posible; y los anarquistas están naturalmente, y no pueden no estarlo, a favor de la cooperación deliberada y libre.
Errico Malatesta

sábado, 6 de febrero de 2016



El Estado implica violencia, opresión, explotación e injusticias erigidas en sistema y trasformadas en fundamento de la sociedad. El Estado nunca tuvo y nunca tendrá moralidad alguna. Su moralidad y su única justicia es el supremo interés de la auto-preservación y el poder omnímodo, interés ante el cual toda la humanidad debe arrodillarse en adoración. El Estado es la completa negación de la humanidad, una negación doble: de lo contrario de la libertad y la justicia humana, y una brecha violenta en la solidaridad universal de la raza humana.
El Estado mundial, tantas veces intentado, siempre ha acabado siendo un fracaso. Por consiguiente, mientras un estado exista habrá otros varios, y puesto que cada uno tiene como única meta y ley suprema su preservación en detrimento de los demás, se deduce de ello que la existencia misma del estado implica una guerra perpetua, la negación violenta de la humanidad. Todo estado debe conquistar o ser conquistado. Todo estado basa su poder sobre la debilidad de otros poderes, y si puede hacerlo sin minar su propia posición, sobre su destrucción.
Desde nuestro punto de vista sería una terrible contradicción y una ridícula ingenuidad declarar el deseo de establecer una justicia internacional, una libertad y una paz perpetuas, y al mismo tiempo querer mantener el Estado. Es imposible hacer que el Estado cambie de naturaleza, porque es Estado únicamente gracias a ella, y abandonándola dejaría de ser un Estado. Por consiguiente, no puede ni podrá haber un Estado bueno, justo y moral.
Mijail Bakunin

jueves, 23 de abril de 2015


“Habéis hallado en mi casa un revólver y una bandera roja. Habéis probado que organicé asociaciones obreras, que he trabajado por la reducción de horas de trabajo, que he hecho cuanto he podido por volver a publicar el Arbeiter Zeitung: he ahí mis delitos”
Oscar W. Neebe